Este fin de semana Laguardia ha acogido la I edición de la Wine Run. Se trata de una carrera inspirada en su homónima celebrada en Lanzarote entre viñedos, tal y como deja entrever su nombre. Para quienes hemos tenido la suerte de correr desde niños, a pie y en bicicleta, por los caminos de Rioja Alavesa, la dureza y la belleza del recorrido no fueron ninguna sorpresa. Pero esto no resta espectacularidad a una carrera que ojalá pueda repetirse en años venideros.

La organización de la carrera fue muy buena teniendo en cuenta que hablábamos de tres distancias diferentes (20 kms, 10 kms y una marcha popular de 10kms) más de 700 participantes y todo ello en un pueblo de apenas 3000 habitantes situado en lo alto de una colina, lo cual para nada facilita el reto. También había prueba de 36 kms que fue suspendida por haber pocas inscripciones (los inscritos fueron traspasados a la de 20 kms).

El mismo sábado hubo recogida de dorsales, charla técnica y pasta-party  en el Restaurante La Huerta Vieja. Muchos corredores lo recogieron el mismo sábado lo que facilitó la logística de cara al domingo evitando aglomeraciones. La bolsa del corredor incluía una camiseta técnica y varios tickets de descuento para la feria enogastronómica del mismo domingo.

La línea de salida presentaba una buena organización con servicio de baños, consigna y todas las necesidades. Así que vamos a lo interesante, que es conocer el trazado de la carrera. Como hemos dicho Laguardia es un pueblo medieval de gran belleza situado en lo alto de una colina. Por lo tanto no es difícil de imaginar que la salida es en bajada (y por ende la llegada sería en subida). Un primer kilómetro rapidísimo por carretera de asfalto da paso a una subida tendida pero no exenta de dureza que pasaba por al lado de la Bodega Ysios, diseñada por el afamado Santiago Calatrava, y a partir de ahí comienza un sube y baja por pista de tierra con piedras al pie de la sierra de Cantabria.

Tuvimos la suerte de que el día fue espectacular, con un día totalmente soleado y con una temperatura entre los 14º(al principio de la prueba) y los 21º (para los últimos en llegar). La carrera discurría en un 80% por pista y en un 20% por asfalto. En general el recorrido aparece bien señalizado y no presenta problema alguno, a pesar de tener un par de zonas más complicadas en las que el camino se hace más difícil de seguir y se entremezcla con las viñas. De todos modos no olvidemos que hablamos de una carrera de 400 metros positivos de desnivel, lo cual no es nada desdeñable.

Una vez completado este primer tramo la carrera baja hasta atravesar la carretera general y adentrarse en la Bodega Heredad de Ugarte. Y cuando decimos adentrarse, lo subrayamos en su máxima literalidad: una de las sorpresas de esta carrera es que atravesaba la sala de barricas de la bodega. Académicamente no parece lo idóneo porque además presentaba varios giros bruscos, pero como experiencia es algo único. Pasada la bodega la carrera se divide en la de 10 kms y la de 20 kms, que se dirige hacia Leza. Allí atraviesa el pueblo y comienza una zona relativamente cómoda que tira hacia abajo hasta llegar al pueblo de Navaridas. A partir de aquí el terreno se endurece notablemente.

El km 15 se hace especialmente duro con una ascensión corta pero con un desnivel importante hasta llegar a un pequeño collado, para alcanzar nuevamente la Bodega Heredad de Ugarte y de ahí dirigirse hacia el siguiente pueblo que atraviesa la carrera: Páganos, a pocos kilómetros de la meta. Esta es una de las partes más espectaculares del recorrido con preciosas vistas de los viñedos, que en esta época presentan su característico color rojizo post-vendimia. Un gusto para los ojos y los sentidos.

Uno de los puntos de mejora de esta prueba es sin duda el de los avituallamientos. En el primero (km7.5 aproximadamente) reparten agua; en el segundo (km 14 aproximadamente) agua, Powerade y fruta. Pero dos avituallamientos para una prueba de esta distancia parecen pocos. Normalmente en estas distancias hay uno cada 5 kilómetros; yo creo que en este caso mínimo debería haber tres, porque del último avituallamiento hasta la meta se hace largo, sobre todo teniendo en cuenta la traca final.

Pasado Páganos comienza la aproximación hacia Laguardia, que está a la vista desde algún kilómetro antes, imponente sobre el horizonte. Se adivina una llegada dura, y vaya si lo es, con un último kilómetro con desniveles superiores al 15% que obligan a muchos corredores a completarlo prácticamente andando. La llegada a Laguardia es espectacular, entrando por una de las puertas de su muralla medieval y llegando hasta la Plaza Mayor.

La zona de meta está bien organizada, sin aglomeraciones ya que la llegada es bastante escalonada y el avituallamiento es abundante: agua, Powerade, Plátanos, naranjas, frutos secos y chocolate. El único pero es al llegar a las duchas del frontón, porque resulta que no tenían agua caliente. Muchos revivimos aquel recuerdo que creíamos olvidado desde nuestros años de deporte escolar.

En resumen, prueba bien organizada que ojalá pueda tener continuidad en años futuros. Una bocanada de aire fresco para el atleta popular que busque pruebas poco masificadas.

Perfecta si quieres pasar un fin de semana o un día con familia y/o amigos conociendo el patrimonio cultural, enológico, paisajístico y gastronómico de Laguardia y Rioja Alavesa.

Muy indicada si lo que quieres es una prueba dura para preparar otra media maratón o una maratón.

Si lo que buscas es acercarte o superar tu mejor tiempo, esta desde luego no es la prueba indicada.

Opinión facilitada por Miguel de Andrés

Foto: Víctor Quintas

• El entorno paisajístico y cultural
• Trazado espectacular
• Prueba poco masificada

• Pocos avituallamientos
• Agua fría en las duchas
• La dureza del último kilómetro resulta excesiva (aunque poco se puede hacer)

Organización

 Avituallamientos

 Recorrido

 Atención al participante

 Público

 Feria del corredor